Aitana cerró el grifo y levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Damián en el espejo. Su voz sonó distante: —Mi vida personal ya no es asunto tuyo, ¿no crees?
La nuez de Adán de Damián se movió ligeramente: —Sí, tienes razón, no es asunto mío.
Aitana dio media vuelta y se marchó.
Al cruzarse, el brazo derecho de Damián, oculto bajo el saco, hizo un movimiento casi imperceptible, pero finalmente no hizo nada, permitiéndole alejarse.
Contempló su reflejo en el espejo y sonrió con amargura.
"Damián, ¿con qué podrías recuperarla?
Tu brazo, apenas reconstruido, ni siquiera puede sostener un vaso de agua sin temblar. ¿Qué derecho tienes a pedirle a una mujer en la flor de la vida que permanezca a tu lado, soportando las miradas de lástima de los demás?
Damián, Aitana tiene tantas opciones... ¿por qué elegiría quedarse contigo?"
...
Al anochecer, una camioneta negra entró lentamente en Residencial Aires del Sur.
El vehículo se detuvo y el chófer rodeó el automóvil para abrir la puer