Samantha no podía dejar de pensar en lo que había encontrado en el archivo. El informe sobre "Operación Delgado" se repetía en su mente una y otra vez, como una sombra que no la dejaba escapar. No entendía completamente lo que significaba todo aquello, pero una cosa estaba clara: estaba mucho más involucrada en las oscuras maquinaciones de Vaughn Enterprises de lo que había anticipado.
El pasillo que llevaba hacia la oficina de Alexander Vaughn estaba sorprendentemente tranquilo, casi desértico. La luz tenue de las lámparas se reflejaba en los pisos de mármol, y el eco de sus pasos resonaba en las paredes frías, como si todo en el edificio estuviera en silencio, esperando algo importante.
Al llegar a la puerta de la oficina de Alexander, sintió una presión creciente en el pecho. Sabía que lo que iba a suceder a continuación cambiaría todo. El nombre de Ricardo Delgado la rondaba en su mente como un mal presagio, pero también había una parte de ella que no podía evitar sentirse atraída