🖋 NARRADOR OMNISCIENTE
El resto de la mañana se deslizó entre silencios incómodos y respiraciones contenidas.
Jareth permaneció encerrado en su despacho durante horas, intentando ordenar sus pensamientos.
Isabel esa mañana habia dormido mucho, se preocupó un poco pero García le explicó por teléfono con mucha diversión que eso era algo normal, eran parte de los síntomas del embarazo. Su cuerpo se veía tan relajado que no quiso moverla.
Esa paz era lo único que quería conservar… y lo que más temía perder.
Sam, que habia regresado al apartamento para cuidar de Isabel, entró sin tocar, con una bandeja en las manos interrumpiendo sus pensamientos.
—Tienes que comer algo —dijo con firmeza, dejando el plato sobre el escritorio.
—No tengo hambre.
—Pues finge. Al menos mastica y hazme creer que aún eres humano.
Jareth levantó la mirada, cansado.
—¿Desde cuándo te volviste mi niñera?
—Soy tu madre mocoso— le dijo con firmeza, Jareth sonrió al recordar que esa palabra siempre estaba incluida