El corazón de Kalen se alteró de la emoción por esa petición, ni él mismo comprendió su reacción, si bien trata a los hijos de su mejor amigo, ser padre nunca fue una opción para él, pero que esa pequeña rubita de ojos grises y seria se lo pida es algo que lo llena demasiado.
―¿Qué? ―Preguntó para estar seguro.
―Quiero que seas mi papi. ―Sonrió esta vez. ―Yo no tengo uno y papi Chris no está. ―Frunció el ceño. ―Además, tengo los ojos iguales a los tuyos, mira. ―Se los señaló y parpadeó varias veces provocando una oleada de ternura en Kalen. ―Soy rubia como tú, no me gusta hablar mucho y soy amargada como tú, además… ―Se encogió de hombros. ―Escuché decir a mamá que hago el mismo gesto que tú cuando estoy enojada. ―Esta vez el corazón de Kalen se detuvo en seco para después volver a latir con ferocidad.
―¿Cuándo la escuchaste decir eso? ―Quiso saber.
―Bueno… no dijo exactamente tu nombre, pero estaban hablando de ti antes de que me dijera eso. ―Sonrió. ―Dijo: ¿Por qué tienes que pa