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Capítulo 1: ¡Feliz Cumpleaños!

―¡Feliz cumpleaños! ―El huracán subió a la cama y despertó a la mujer que se estaba haciendo la dormida. ―¡Tía Ana, feliz cumpleaños! ―Brincó una y otra vez. ―Vamos, despierta, mamá me ha dejado comer pastel como desayuno. ―Ana carcajeó.

―Sí, solo por eso hoy soy tu tía favorita. ―Se sentó en la cama y se dejó abrazar y besar por el pequeñito de ojos verdes.

―Aquí entre nosotros. ―La miró con sus ojitos grandes y brillantes. ―Eres mi tía favorita, pero no le digas nada a la tía Laura. ―Ana lo abrazó con fuerza y carcajeando se levantó de la cama para ir a la cocina donde sabe que sus amigas la están esperando.

―No le diré nada. ―Le guiñó sabiendo que solo el día anterior le dijo lo mismo a Laura después de que convenciera a Osiris de darle una paleta a deshoras.

―Feliz cumpleaños a ti… ―Osiris y Laura empezaron a cantar al verla entrar a la cocina. ―Que tus deseos se cumplan al fin… ―Ana con una enorme sonrisa miro el pastel realmente emocionada. Desde que su abuela murió dos años atrás ellas han sido su refugio.

―Pide un deseo, tía Ana. ―Izan la miró con emoción y expectativas.

―¡Deseo a un macho poderoso, jugoso y juguetón! ―Gritó Ana antes de apagar la vela.

―Yo soy un macho, poderoso, jugoso y me gusta jugar. ―La miró. ―Se supone que deberías pedir algo que aún no tienes. ―Las tres se mataron de la risa por las ocurrencias del pequeño.

―Ven aquí, hijo. ―Osiris lo tomó en brazos. ―Deja que la tía parta el pastel, ya que no se lo pueden partir. ―Ana la miró con reproche.

―¿Por qué no? Tú o la tía Laura pueden hacerlo. ―Nuevamente las chicas rieron.

―Pero es más divertido que ella lo haga. ―Le guiñó Laura.

―Debemos comer, hoy tenemos un día pesado. ―Osiris se sentó junto a su hijo. ―Organizar galas benéficas siempre es difícil, pero ahora lo será aún más. ―Resopló. ―Y hoy debemos llevarnos a Izan.

―Yo las ayudaré en todo. ―El niño agrandó la sonrisa.

―Lo sabemos, cariño. ―Ana besó su cabeza. ―Espero que esos ricachones no traten mal a nuestro equipo, ¡Son repugnantes! ―Odiabän a la gente con dinero después de lo que le hicieron los padres de Osiris.

Cinco años había pasado desde que sus padres le dieron la espalda y sus amigas con lo poco que tenían le abrieron las puertas y la apoyaron en momentos oscuros. Ambas mujeres y sus respectivas figuras maternas la mantuvieron durante todo el embarazo y jamás le faltó nada y su bebé nació con todo lo que necesitaba y con un amor abrumador de cinco mujeres.

Ella no solo perdió la relación con sus padres por la decisión de tener a su hijo, también renunció a sus sueños de ser una afamaba abogada, pero el destino no fue del todo cruel con ella. Ahora, es dueña de una pequeña agencia de organizaciones de eventos y catering gourmet junto a sus dos mejores amigas. Ellas lo apostaron todo y finalmente se han hecho notar.

Izan, un hermoso niño, hiperactivo, inteligente, dulce y calculador es la razón de ser de las tres. Siempre dicen que una lo dio a luz, pero las tres lo crían como si fueran una. El niño de casi cinco años no conoce a su padre porque por más que las chicas intentaron dar con él, antes de que Osiris diera a luz decidió que ella se encargaría sola de su hijo como lo pensó en primer lugar y sus amigas estuvieron ahí para apoyarlas.

―¿Es muy necesario que asista a ese evento benéfico? ―Aiden miró a su padre con un aire de sarcasmo en sus palabras. ―Después de todo me prohibiste pisar este país. ―Adryan gruñó, su hijo es un insolente.

―Estamos en New York, lejos de esa ciudad del pecado de la que todos hablan y donde cometiste la mayor tontería de tu vida.

―¿Puedes superarlo? ―Río frustrado. ―Pasó hace cinco años. ―Resopló. ―Como sea, saldré con Kalen a ver unas cosas.

―No soporto que estén todo el tiempo juntos. ―Adryan sabía lo peligroso que eran. ―Ya tienes una edad en la que debes madurar, Aiden, ¡Te vas a casar!

―¿Y solo por eso me debo convertir en ti? ―Enarcó una ceja.

―¡Serás quien gobierne, Aiden! ―Se estaba enojando. ―Debes tener un heredero o de lo contrario el puesto se le estará cediendo a tu primo lejano. ―Aiden poco le importó, todavía no entiende para que tener un hijo solo para obtener el trono, lo puede tener después.

Sin mirar atrás y dejando en claro que no seguiría la conversación, se marchó para reunirse con su mejor amigo y socio. Ambos están dispuestos a aprovechar la estadía en ese país, deben hacer negocios y es la oportunidad para expandirse más allá de las fronteras.

―Por tu cara siento que has tenido una de esas discusiones con tu padre. ―Lo miró sonriendo. ―¿Una escapada a las Vegas? Te juro que ahora no te dejaré casarte con una desconocida. ―Aiden gruñó, jamás ha podido olvidar ese incidente y mucho menos a la chica.

―No podemos ir a ninguna parte. ―Resopló. ―Tenemos que asistir a ese evento benéfico al que fuimos invitados. ―Lo miró con seriedad. ―No hay opción. ―Kalen rodó los ojos, ødia todos esos eventos formales son demasiado aburridos.

―¿Habrá alcohol por lo menos?

―Sí, al parecer los organizadores lo facilitan todo y habrá alcohol.

―¡Eso! ―Gritó Kalen acelerando el coche y haciendo reír a su amigo.

Como siempre, las chicas estaban cada una haciendo lo que mejor le salía. Ana era la chef, por lo que estaba metida en la cocina asegurándose de que todo saliera a la perfección, Laura se ocupaba de la decoración, la posición de las mesas y demás mientras que Osiris se encargaba del personal de servicio.

―Ya saben que nos encargamos de trabajar para personas con mucho dinero y por eso somos los más solicitados. ―Los miró a los ojos. ―Pero también saben que algunas de esas personas son un tanto difíciles, por favor, sean amables y de haber algún problema, no duden en llamarme. ―Respiró hondo. ―No quiero que lo agredan verbal ni físicamente.

―Sí, señora. ―Todos se dispersaron, el evento ya estaba por iniciar.

―Amor... ―Osiris miró a su hijo. ―Estabas hermoso con tu smocking, ¿Por qué te has cambiado? ―El niño que ya estaba con su pelo desordenado se encogió de hombros.

―No me gusta la tela ni la ropa, estoy más cómodo así.

―Ya comenzó. ―Ana llegó a ellos. ―Vaya, no tardaste nada con la ropa. ―Se asombró. ―Cielo, lo hemos hecho otras veces. ―Lo miró a los ojos. ―Estaremos muy ocupadas, así que sé un buen niño y mantente a salvo y lejos, ¿Vale?

―Está bien. ―Osiris inmediatamente besó la frente de su hijo y se marchó.

Aiden llegó con sus padres y mejor amigo, tal y como se lo imaginó, el lugar grita lujos por donde sea que mire y solo pensó lo ridículo de la situación. Un evento de caridad contratando un servicio ridículamente caro. Solo había que ver como cada detalle estaba perfectamente.

―Quien sea que sea el dueño de esta agencia, debe ser un calvo, billonario amante del buen gusto. ―Kalen le dio un sorbo a su copa. ―¿Para qué gastar tanto en esto? ¿No podían donarlo? ―Aiden rio, pensaba justo lo mismo.

―Iré a caminar por un momento, ya estoy cansado de estar anclado aquí. ―Al darse media vuelta se quedó en shock. La cabellera castaña, ese perfil y esa figura lo sofocó, tanto que aún al perderla de vista todavía mira en esa dirección como un tonto.

Sin apartar la mirada del área donde la vio desaparecer, inició a caminar con rapidez quitando a cualquiera que se atravesara en su camino, pero golpear algo al nivel de sus rodillas lo hizo detenerse.

―¡Mira por donde vas!

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