Capítulo 30. Ella es parte de mí.
Punto de Vista de Nicolás
Pasé años construyendo el hábito de no inmiscuirme en los asuntos ajenos, especialmente en los de Fernando y cualquier cosa relacionada con el drama constante entre Dalila y él.
La experiencia me enseñó que entrometerse en asuntos ajenos te convierte en el villano, sin importar las intenciones. Preferí la simplicidad: que cada uno decidiera su destino y enfrentara las consecuencias.
Pero Héctor eventualmente se enteraría de todo: sobre Dalila, sobre mí, sobre cada detalle. Era mejor que la verdad viniera de mí que de alguien con intenciones ocultas. No era conocido por ser cordial, ni era el tipo de hombre con el que Héctor normalmente se relacionaba. Él representaba la elegancia, la sonrisa perfecta, el ejemplo brillante que la gente quería seguir. Sin embargo, a pesar de nuestras diferencias, habíamos construido algo que trascendía la amistad: una hermandad real, sólida e inconveniente.
De vez en cuando uno conoce a alguien tan diferente que encaja de manera