13. El peso de una corona.
El jeque Khaled observaba con orgullo el evento de entrega de los automóviles de lujo. La empresa automotriz que había construido sus padres con tanto esfuerzo estaba alcanzando reconocimiento internacional, y ahora su taller recibía la atención de inversionistas y turistas de todo el mundo. Cada detalle estaba cuidadosamente planificado, y sus colaboradores trabajaban con disciplina para garantizar el éxito del evento.
Los asistentes, entre ellos empresarios de alto nivel, evaluaban con detenimiento la calidad y el diseño de los automóviles. Khaled, joven e inteligente, era el artífice de cada modelo, desde la estética hasta la ingeniería, y recibía elogios por su trabajo. Algunos inversionistas extranjeros se le acercaron para felicitarlo, impresionados por su talento. Uno a uno le tendieron la mano, y con una sonrisa de satisfacción, Khaled agradeció sus palabras.
—Muchas gracias, espero que este evento sea agrado de todos.
El momento culminante del evento llegó cuando se anunció q