54. Recuperando la memoria
Khaled reaccionó con rapidez. Un leve hilo de sangre descendía por su frente, producto del golpe, pero estaba consciente. Sarada, al verlo herido, sintió que el mundo se le derrumbaba. El miedo le oprimió el pecho, y ella tomó el rostro entre sus manos y le dio un beso en la mejilla, con lágrimas en los ojos.
—¿Estás bien? —preguntó, temblando. — Ricardo llama una ambulancia.
El guardia asintió marcando el número de urgencias.
En ese instante, como si un relámpago le atravesara la mente, miles de imágenes se agolparon en la memoria de Khaled: su boda sencilla con Sarada en la isla, la risa de su hijo, los momentos compartidos como familia. Y su pasado con ella, cuando la conocío por primera vez en el Aeropuerto. Se llevó una mano a la cabeza, jadeando, con la mirada nublada por la emoción.
—Sarada… —murmuró, como si viera por primera vez a quien siempre había amado—. Eres tú… mi amor.
—Khaled, estas bien. No me asustes así.
Del coche un hombre bajó apresurado.
—¡Discúlpeme, señor! ¡N