2. Embarazada y Sola.
Sarada finalmente había regresado a su país natal, un destino que no elegía con gusto, pero que parecía inevitable. Al llegar a la entrada de la casa, soltó un suspiro profundo, cargado de resignación y cansancio. Sabía lo que le esperaba dentro: el rechazo de sus padres, un rechazo que ya había experimentado muchas veces a lo largo de su vida. Estaba embarazada, y aunque el pensamiento la atormentaba, estaba decidida a continuar con su vida, a terminar su carrera y encontrar una forma de subsistir por su cuenta. En su mente, las dudas y el miedo se entrelazaban con la determinación. Entró a la casa humilde de sus padres, donde las paredes, alguna vez pintadas de un blanco deslucido, mostraban signos de años de abandono. El lugar siempre había sido el mismo, un reflejo de la vida que había vivido desde pequeña, de las frustraciones y carencias de una familia que no parecía tener espacio para el amor. Su mirada recorrió el viejo sofá, el cual su padre ocupaba todos los días, bebiendo
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