Capítulo 23

Frentes Abiertos.

El amanecer no trajo paz. La ciudad despertaba con su ruido habitual, pero en el penthouse todo seguía igual de tenso, como si el tiempo no hubiese pasado desde que Gabriel e Isabela recibieron aquel sobre con las fotografías.

Habían compartido la noche en la misma cama. No por pasión. No por debilidad.

Simplemente porque ninguno de los dos quiso enfrentar la soledad después de ver lo que Adrián era capaz de hacer para quebrarlos.

Isabela abrió los ojos cuando la luz del sol apenas asomaba por las cortinas. Gabriel seguía despierto, sentado en su silla, frente a la ventana, el vaso de whisky intacto sobre la mesa auxiliar.

No le sorprendió. Desde que lo conocía, había aprendido que él dormía poco. Y cuando dormía, lo hacía mal.

—No vas a ganar esta guerra si te desvelas todas las noches, Montenegro —su voz sonó ronca, desgastada por el cansancio, pero firme.

Él giró lentamente la silla, como si acabara de regresar de un lugar muy lejano.

Sus ojos, sin emb