Capítulo 22

La Verdad Duele, Pero Une.

El sol aún no había salido del todo cuando Gabriel e Isabela bajaron juntos del ascensor privado. El edificio mantenía ese silencio clínico que precedía a las mañanas agitadas.

Afuera, los medios esperaban. La noticia de la gala ya circulaba, alimentada por las fotografías, los rumores, las especulaciones. Ellos dos —la pareja imposible, el matrimonio disfuncional, el escándalo del año— se habían convertido en la carnada favorita de los medios.

Y sin embargo, allí estaban. Frente a las cámaras. Unidos.

No había amor en sus gestos, ni sonrisas fingidas. Solo la imagen de una pareja que no pensaba ceder terreno, no mientras los enemigos miraran.

Isabela caminaba a su lado, las gafas oscuras cubriéndole la mitad del rostro, la mano apenas rozando la manilla de su bolso. Gabriel avanzaba en su silla, vestido de negro como siempre, el rostro con expresión neutra.

Cuando los flashes explotaron a su alrededor, él deslizó su mano sobre la de ella, como