CAPÍTULO 182. Líneas que no se rompen.
Capítulo 182
Líneas que no se rompen.
El avión aterrizó con puntualidad. El regreso fue tenso excepto por el roce de las manos, la promesa silenciosa de actuar con cautela. En el coche que los llevó desde el aeropuerto hasta el penthouse, Gabriel e Isabela apenas hablaron. Cada uno repasaba en su cabeza la llamada de Silvio, las imágenes de las cámaras, la confirmación de las inyecciones repetidas de Teresa.
La tregua que París les había dado quedaba atrás; adelante solo existía la responsabilidad.
Al entrar, el ambiente del penthouse los recibió con el mismo orden que habían dejado. La cocina olía a café recién hecho; Diego estaba allí, apoyado en la isla, con ojos que decían que había esperado noticias. Silvio llegó poco después, con una carpeta cerrada y la expresión endurecida del que trae malas noticias.
La fiscal Duran pidió que se reunieran en la sala de reuniones; la voz de ella no admitía demoras. Allí, con la puerta cerrada y la ciudad como telón, comenzaron a descifrar lo q