Lyra y Dante entraron rápidamente en la sala de reuniones donde los esperaba el cliente.
Dante logró cerrar el trato con el cliente, lo que hizo que Lyra se sintiera aliviada.
Una vez terminada la reunión, solo quedaban Lyra y Dante en la sala.
Dante comenzó a acercarse a Lyra con una mirada feroz, como si estuviera a punto de abalanzarse sobre ella.
Lyra, que podía leer lo que pasaba por la mente de Dante, intentó esquivarlo.
Retrocedió lentamente mientras Dante se acercaba paso a paso.
De repente, Lyra casi se cae cuando su tacón se enganchó en una silla, pero Dante logró sujetarla a tiempo. Ahora estaban frente a frente, con sus rostros casi tocándose.
La puerta de la sala se abrió de golpe.
—¿Lyra, ya terminó la reunión…?
Raffael, que acababa de entrar, se quedó atónito al ver a Lyra en una posición que parecía haber sido besada por Dante.
—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó Raffael con los ojos encendidos de furia.
No estaba enojado con Lyra, sino con Dante, conocido por su fama