Mundo ficciónIniciar sesiónEl comedor de Ashbourne brillaba aquella noche con todo el esplendor de la temporada. Candelabros de plata lanzaban destellos sobre la mesa larga, cubierta de cristales finos y porcelana francesa. El aroma de los guisos se mezclaba con el perfume de las rosas que adornaban los centros, mientras el murmullo de la conversación flotaba entre los comensales.
Eleanor, vestida con un satén color marfil, mantenía el porte impecable de una hija obediente. Nadie habría adivinado que bajo aquella compostura ardía una tormenta. Clara, apostada discretamente entre los criados que servían, no apartaba de ella sus ojos, como si con la sola fuerza de su lealtad pudiera sostenerla.
Lord Ashford se encontraba a su derecha. Había pasado toda la velada conversando con suavidad medida, con esas sonrisas que no alcanzaban sus ojos. E







