La sala de juntas de Macmillan & Walton LLP olía a victoria. No al champagne, ni a los canapés que alguien había ordenado sin mucha ceremonia. Olía a justicia conseguida con sangre fría, noches sin dormir y decisiones que podrían arruinar una vida… o salvarla.
El reloj marcaba las ocho, pero nadie pensaba en irse. Estaban todos. Liam, Olivia, Mateo, Daniel, Carter, Elijah, Lucas… y Benjamin, sentado al final de la mesa, con los hombros tensos, como si cargar con la verdad pesara más que su propio cuerpo.
—¡Por fin alguien derrumbó al bastardo de De Luca! —dijo Carter, alzando su vaso de whisky.
Mateo rió por lo bajo. Daniel le