El silencio en la sala de crisis de Macmillan & Walton LLP era sepulcral. Solo el zumbido del proyector y el golpeteo nervioso de Olivia contra la mesa de cristal interrumpían la tensión. Liam caminaba en círculos, la mandíbula tensa, mientras Lucas revisaba la última actualización del task force montado por su equipo clandestino.
Entonces, la alerta sonó.
Un solo sonido. Corto. Contundente.—Correo entrante —anunció Lucas. Sus dedos volaron sobre el teclado.
El archivo adjunto estaba encriptado con un sistema militar de doble capa, poco común en organizaciones delictivas convencionales. Lo descifró en segundos. Su rostro se endureció.
—Es un video.
Todos se aproximaron a la pantalla.
La imagen era granulada, pero clara.Emma Macmillan.
Sentada sobre una silla metálica. Manos atadas al respaldo. Una herida visible