Mundo ficciónIniciar sesiónCuando por fin estuvieron desnudos, piel contra piel bajo la luz plateada de la luna, se detuvieron un momento solo para mirarse. Damien la recorrió con la mirada, y en sus ojos no había solo deseo, sino una reverencia que le partía el corazón.
—Eres tan hermosa —susurró, y su voz era áspera, cargada de una emoción que iba más allá de lo físico.
Sus manos comenzaron a recorrerla, no con la urgencia de antes, sino con la dedicación de un hombre que quiere memorizar cada detalle. Acarició la suave curva de su hombro, el valle entre sus senos, la sensible piel de su vientre. Sus dedos trazaron círculos lentos alrededor de sus pezones, haciéndolos endurecer bajo su toque experto, pero sin prisa por llegar a ningún sitio. Quería saborear cada instante, cada jadeo, cada temblor que provocaba en ella.
Sophie cerró los ojos, abandonán







