Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl amanecer se filtraba por las cortinas translúcidas de la suite, tiñendo el cuarto con una luz dorada y pálida. Sophie abrió los ojos lentamente, aturdida por la sensación de calma que la rodeaba. Por un instante, no supo dónde estaba. El aroma a sábanas de seda, el sonido amortiguado del tráfico parisino a lo lejos, el roce frío del aire acondicionado sobre su piel desnuda. Todo le resultaba ajeno y perfecto a la vez.
Entonces lo recordó.
El calor de sus manos, su cuerpo contra el de ella, la voz grave murmurándole al oído su nombre como una súplica. Damien.







