Nelly se sentó en el borde de la cama, ajustando el broche de su vestido rojo con dedos inquietos. Miró el reloj sobre la cómoda: Adrián ya debía haber llegado. Pero el tiempo seguía avanzando y él no aparecía.
Soltó un suspiro entre frustrado y resignado. "Seguramente está ocupado en la empresa", se dijo, aunque no pudo evitar el nudo que se formó en su pecho. Había esperado con ansias esta noche, la celebración con Lucía era importante, pero más allá de eso, deseaba compartirla con Adrián. La idea de asistir sola le pesaba más de lo que quería admitir.
La habitación estaba en silencio, roto solo por el suave tic-tac del reloj y el murmullo lejano de los autos en la calle. El aire olía a su perfume floral mezclado con la ligera brisa nocturna que se filtraba por la ventana entreabierta. Se levantó y caminó hacia el espejo de cuerpo entero, donde su reflejo le devolvió la imagen de una mujer radiante. Su vestido abrazaba sus curvas con elegancia, y su cabello caía en suaves ondas sobr