Los días seguían pasando, Nelly ya estaba recuperada de su mano, aunque aún tenía una venda. Adrián ya había vuelto a ser amable, pero Nelly trataba de no hacerse falsas ilusiones y terminar herida.
Lucía estaba en su mejor momento abriendo una pequeña tienda, y Nelly tenía estar ahí con ella, celebrando sus triunfos. Aunque primero decidió pasar a la oficina de Adrián para invitarlo a una cena entre amigos.
—Que hace mi señora esposa aquí, ¿Desea algo?
—Que bello suena eso, pero mejor no lo digas más, a veces suelo creerme las mentiras de hombres guapos como tú. —Dijo Nelly sentada en el sofá de piernas cruzadas. Sacando una sonrisa de Adrián, una que estaba logrando sacarle muy a menudo.
—¿Entonces que quieres Nelly? —Cambió su expresión a una dura.
—Vine a invitarte a una cena de amigos, con Lucía, está celebrando la apertura de su tienda. Dime si quieres o puedes —hablo de brazos cruzados.
—Nelly, deja de ser tan altanera conmigo, trato de ser buen esposo, ¿puedes hacerlo tú conmi