La mañana del viaje a Buenos Aires comenzó con un aire fresco y cargado de expectativas. Nelly se encontraba frente al espejo, vistiéndose para el vuelo, su mente aún atrapada entre las palabras de la noche anterior y las maneras de Adrián de hacer las pases.
Un viaje de negocios, era suficiente después del conflicto, algo había cambiado en el aire, pero el ambiente seguía siendo tenso y distante porque así ella lo había decidido.
Sabía que este viaje de negocios no haría más que aumentar su deseo de alejarse de él, pero no podía evitar preguntarse si, tal vez, en algún momento las cosas serían diferentes.
El día había comenzado temprano. Mientras terminaba de ajustar su blusa blanca de seda, vio desde la ventana la limusina de Adrián estacionada frente a la casa, un recordatorio de que su vida, por más que intentara huir, siempre estaba marcada por esa frialdad que él emanaba.
La carencia de un verdadero “nosotros” seguía pesando entre ambos, pero Nelly no podía dejar de sentir que