Recorrieron gran parte de la ciudad, no era tan grande, pese a ser una gran capital.
A esa hora el tráfico era normal, y aunque el frío en la calle apremiaba, ellos estaban calentitos por la calefacción del auto.
Por ese mismo frío y aunque sus habitantes estaban acostumbrados a sentirlo, era que prácticamente no había personas caminando por las aceras.
Luego de viajar por 45 minutos, llegaron a uno de los barrios más residenciales de la ciudad, era un sector exclusivo, al que no muchos tenían acceso.
A Lorenzo no le llamó la atención la zona, él estaba acostumbrado a vivir rodeado de lujo.
El auto ingresó a una imponente mansión.
Enseguida fueron recibidos por Julián, que les dio una cálida bienvenida, aunque a Lorenzo le pareció falsa.
-Espero que estén cómodos, son mis invitados de lujo, siéntanse como en su casa, pueden entrar o salir, y por supuesto, pueden quedarse todo el tiempo que necesiten o deseen-
-Muchas gracias, Julián.
Dijo por compromiso, Lorenzo.
-Sólo hay un detalle.