El cuartel de la resistencia estaba más activo que nunca. Los líderes organizaban nuevas estrategias, sus hombres iban y venían, y la tensión se sentía en el aire. Nicolás, en medio del caos, intentaba encontrar una manera de escapar, de salir de esa trampa en la que se había metido. Ya no era solo su vida la que estaba en peligro, sino la de Helena y, sobre todo, la de su hijo. No podía permitirse fallarles ahora.
Helena, cargando al niño, lo seguía de cerca mientras recorrían los pasillos oscuros del cuartel. Su expresión estaba llena de preocupación, pero también de determinación. Sabía que Nicolás estaba planeando algo, pero no estaba segura de qué. Solo confiaba en que él haría lo que fuera necesario para protegerlos.
—Tenemos que salir de aquí —murmuró Nicolás, con el rostro tenso, mientras empujaba una puerta que daba a un pasillo menos concurrido—. Ya he hecho bastante por ellos. Si seguimos aquí, nos arriesgamos demasiado.
Helena lo observó de reojo, notando el cansancio en s