Amir no pudo contener el gemido que se gestó en su garganta, y simplemente lo liberó, y eso que Olivia simplemente había sujetado el tronco de su pene, apretándolo apenas un poco.
—No te distraigas Amir.
Susurró la curvy, al tiempo que pasaba su lengua por la cabeza esponjosa, y el CEO simplemente tuvo que cerrar los ojos, porque si continuaba observando a su diosa hacerle una mamada, definitivamente el juego terminaría de inmediato.
—Eres la diosa del infierno.
Aseguró, y respirando con profundidad, tratando de recordar qué era lo que debía de hacer, cubrió las perlas de lubricante, al igual que su mano, entonces lentamente se fue sobre la espalda de Olivia, apoyando una de sus manos al lado de la rodilla de la curvy, mientras que, con la otra mano, esparcía lubricante por el pequeño asterisco de la pelinegra.
—Es realmente hermoso.
Aseguró Amir casi con devoción, y fue cuando Olivia rastrilló con sus dientes la cabeza un poco morada del CEO, pues en verdad se estaba conteniendo para