Las manos de Theo se movían sin duda alguna, bajando por las caderas de la joven con dirección a sus glúteos, mientras que las manos de Fayna se aferraban a su camisa, tratando de atenuar el temblor que en ellas había.
Tal parecía que ninguno de los dos era dueño de sus cuerpos, porque la pasión de aquel beso los estaba quemando, para Theo, el calor que se generaba en su pecho era algo nuevo y abrazador, mientras que Fayna, sentía temblar su bajo vientre, a la vez que una humedad extraña se deslizaba por su pequeña braga, y es que la joven jamás había sido presa de la pasión, como lo era en ese momento.
De pronto, Theo la necesitaba aun mas cerca de él, y eso lo llevo a tomarla de los glúteos, y elevarla, sin el mínimo de esfuerzo, mientras que Fayna enredaba sus piernas alrededor de la cintura del mayor, más que buscando aferrarse a él, era la necesidad de frotarse contra algo, pues su cuerpo le estaba pidiendo algo en un lugar muy peculiar, al menos para ella, y por eso mismo, su cu