97. Los Ecos del Portal
El amanecer en Umbra Noctis ya no traía consuelo. Desde hacía semanas, el cielo parecía haberse detenido en un tono gris azulado que no pertenecía a la noche ni al día. La bruma lo cubría todo, serpenteando entre los árboles como un aliento antiguo, y el silencio era denso, casi sólido. Las hojas crujían no por el viento, sino por la vibración de algo que crecía bajo tierra.
Raven caminaba por el viejo sendero del norte, acompañado por Elara. Ambos iban cubiertos con capas oscuras, con los rostros medio ocultos, como si incluso el bosque los observara.
-- ¿Estás seguro de que este es el camino? -- preguntó Elara con voz baja, deteniéndose a observar las raíces torcidas que se alzaban como dedos huesudos desde el suelo.
-- Lo recuerdo -- respondió Raven sin detenerse --. Pero algo está… mal.
Y lo estaba. El sendero que solía llevar al antiguo altar de los portales no solo estaba más cubierto de vegetación, sino que parecía resistirse a dejarse atravesar. Las raíces se enredaban en los