19. A destiempo del Mundo
El sol descendía con pereza sobre Umbra Noctis, tiñendo los tejados de la ciudad con un resplandor ámbar. Las hojas de los árboles crujían suavemente bajo los pies, y el aire traía consigo un susurro de otoño. Ailén había pasado la tarde entera en la universidad sintiéndose distraída, como si su mente vagara a otra parte. Y en parte, lo hacía.
Raven la esperaba apoyado contra la vieja reja de la entrada principal, con las manos en los bolsillos y la mirada hacia el cielo, como si hablara en silencio con algo más allá de las nubes. Cuando sus ojos se encontraron, una calidez casi dolorosa se apoderó del pecho de Ailén.
-- Hola -- dijo ella, intentando sonar casual.
-- Hola -- respondió él con una leve sonrisa --. ¿Lista para desaparecer del mundo un rato?
Ella rió.
-- Más que lista.
Caminaron en silencio por unos minutos. No era un silencio incómodo, sino uno que parecía envolverse entre ellos como una manta suave. Raven la guió por una calle que desembocaba en un pequeño sendero rodead