67. Las Voces de La Grieta
El insomnio no era algo nuevo para Ailén, pero esa noche no era simplemente una cuestión de sueños rotos.
Era algo más.
Abrió los ojos de golpe en medio de la oscuridad, con el pecho agitado y las manos temblorosas. Lo primero que notó fue el silencio denso que llenaba la habitación. Pero pronto, detrás de ese silencio, emergió un murmullo. Lejano. Gutural. Como si viniera desde el interior mismo de la piedra.
-- Ailén... Ailén... --
La voz no tenía cuerpo. No tenía emoción. Era como si un eco antiguo la arrastrara hacia sí.
Se levantó de la cama con cuidado, sintiendo la marca en su antebrazo arder con una punzada profunda. Se colocó una capa sobre los hombros y salió sin hacer ruido, guiada por el eco que parecía latir desde las profundidades de la ciudad.
No supo cuánto tiempo caminó. El aire se volvía más frío a cada paso. Las paredes de piedra de Nox Bellum se angostaban, el camino descendía.
Cuando llegó al final de uno de los pasajes olvidados, una figura se giró al oír sus pas