23. Garras Bajo la Piel
La lluvia caía fina, como un murmullo constante que arañaba los cristales de la biblioteca abandonada. Ailén hojeaba el documento que Lucien le había entregado esa tarde, sentada sobre una alfombra polvorienta, iluminada por la luz temblorosa de una lámpara de aceite.
El pergamino crujía como si protestara por haber sido despertado de un sueño largo. Estaba amarillento, manchado de tinta y, en sus bordes, carcomido por los años. Lo que contenía, sin embargo, era mucho más reciente de lo que parecía. Lucien lo había deslizado sobre la mesa sin una palabra, solo una mirada que decía: Estás lista.
Ahora, sola, Ailén leía y releía los mismos nombres.
“Lykaon del Norte. Sangre Alfa. Asesinato de cinco aldeanos durante la Luna Roja.”
“Thalos el Rojo. Descendiente directo del primer Alfa. Tributo de sangre en la masacre de Belsen, año 1732.”
“Caleb de la Niebla. Apareamiento forzoso con humanas. Expulsado por su propia manada.”
Al lado de cada nombre, un símbolo: el mismo tatuaje que había v