El día de la reunión llegó más rápido de lo que Clara había anticipado. Frente al armario abierto, sostenía dos vestidos en cada mano, incapaz de decidirse entre un atuendo casual y uno un poco más elegante. Lucas, recostado sobre la cama con una revista entre las manos, la observaba con una sonrisa divertida.
—No es una gala, amor —bromeó sin apartar la vista de ella—. Solo es una reunión con viejos amigos, no tienes que impresionar a nadie.
Clara suspiró, dejando caer una blusa sobre la cama mientras fruncía el ceño.
—Lo sé, pero no puedo evitar sentirme nerviosa. Hace años que no veo a muchos de ellos. ¿Y si la conversación es forzada? ¿Y si alguien trae a colación cosas incómodas?
Lucas dejó la revista a un lado y se acercó a ella, envolviéndola con sus brazos.
—No será incómodo si tú no lo haces incómodo. Además, eres la misma Clara increíble de siempre, solo que con más experiencia y madurez. Eres más tú que nunca.
Clara sonrió, agradecida por su presencia tranquilizadora.
—Grac