El otoño había llegado, tiñendo los árboles de tonos dorados y rojizos. Clara se encontraba en la terraza de su casa, disfrutando de la brisa fresca de la tarde mientras sostenía una taza de té. Lucas estaba a su lado, revisando unos documentos de su trabajo, pero levantaba la vista de vez en cuando para sonreírle. La casa, ahora más amplia y llena de recuerdos, estaba silenciosa por un momento, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos.
Samuel, su hijo mayor, estaba a punto de casarse. A sus veinticinco años, se había convertido en un joven profesional, responsable y lleno de entusiasmo por la vida. Había elegido cuidadosamente a su pareja, y Clara no podía evitar sentir una mezcla de orgullo y nostalgia al pensar en todos los años que habían pasado desde su nacimiento. Al mismo tiempo, Sofía, que ahora tenía veintiún años, estaba a mitad de su carrera universitaria, dedicada y talentosa, destacando en su campo, y ambos hijos reflejaban la dedicación y los valores que ell