Al día siguiente, el ambiente en la empresa White Group volvió a ser tan ajetreado como de costumbre. Los empleados iban y venían con expedientes en la mano. Sin embargo, aquella mañana una sorpresa hizo que casi todos abrieran los ojos de par en par.
Aurora White apareció en el vestíbulo principal. Con un vestido holgado que se adaptaba a su vientre ya abultado, seguía viéndose elegante y autoritaria. Su rostro estaba pálido, pero la mirada en sus ojos era penetrante. Los empleados que la vieron bajaron la cabeza de inmediato; algunos murmuraban, admirados y a la vez confundidos.
—¿No estaba embarazada?
—¿Por qué la Luna White ha venido a la oficina?
—¿No debería estar descansando?
Aurora no prestó atención a los comentarios. Caminó con paso firme hacia el ascensor, acompañada por un guardia personal que permanecía a su lado. Cuando las puertas se abrieron en el piso superior, Damian salía de la sala de juntas junto con varios directores. Su mirada se posó de inmediato en Aurora.
—¿A