En la sala VIP de su sede, Sebastian estaba sentado cómodamente en una silla de cuero negro, con un vaso de whisky en la mano. Sin embargo, aquella calma se rompió cuando llamaron rápidamente a la puerta y uno de sus betas de confianza, Ryker, entró con el rostro serio.
—Alpha, hemos detectado la presencia del Alpha White fuera de la valla este. No está solo, Arc está con él.
—¿Damian White? ¿Aquí? —Una leve sonrisa se formó en sus labios, pero no era amistosa; más bien era la señal de que estaba dispuesto a jugar con fuego—. Espera aquí —dijo poniéndose de pie.
Caminó con paso firme hacia la salida, seguido por dos betas que, de forma automática, se colocaron a su espalda. La gran puerta de hierro del Knight Pack se abrió lentamente, y Sebastian salió.
Damian estaba de pie frente a su coche, con ambas manos en los bolsillos de su chaqueta, la mirada fría.
Sebastian se detuvo a unos metros de él, cruzándose de brazos.
—Aurora no está aquí.
Damian arqueó una ceja, y la comisura de sus