—Sí, volveré a casa —respondió Aurora.
Damian entonces tomó su chaqueta negra del perchero. Aurora lo miró de reojo y luego caminó hacia el ascensor sin esperar. Cuando la puerta del ascensor se cerró, Damian se colocó a su lado, y solo se escuchaba el sonido del motor.
—Después de esto, no quiero volver a hablar del tema —dijo Damian.
—Si quieres que esto termine, haz lo que se debe hacer. No lo que quieres hacer tú.
Damian guardó silencio. Cuando el ascensor se abrió en el sótano, su coche negro ya los esperaba. Arc estaba de pie junto a la puerta, mirando a Damian con expresión interrogativa.
—¿De verdad va a ir al hospital, Alpha? —preguntó Arc.
—¡Cállate y conduce! —respondió Damian en seco.
Aurora subió primero y se sentó en el asiento trasero. Damian la siguió, sentándose a su lado, dejando medio palmo de distancia entre ambos. Arc los observó por el retrovisor; el ambiente en el coche estaba cargado de tensión.
Durante el trayecto, Damian miró varias veces a Aurora, pero su Lu