Las luces de neón parpadeaban mientras la música EDM retumbaba en la pista de baile llena de gente medio ebria. El olor a alcohol, perfumes caros, sudor y humo de cigarro se mezclaba formando una ligera niebla en el aire. Ese club nocturno nunca estaba vacío, y mucho menos un sábado por la noche.

Damian estaba de pie detrás de Aurora, su mano descansaba firme sobre la espalda de su Luna. Aurora se inclinó hacia el barman, su voz se perdía casi por completo entre los golpes de la música.

—Vodka martini. Un vaso.

El barman, con gafas oscuras, asintió. —¿También para tu pareja?

Damian miró a Aurora con los ojos entrecerrados, como si quisiera protestar.

—¿Estás segura? Normalmente rechazas beber.

—Esta noche quiero algo distinto. Tranquilo, no me emborracharé.

Damian respiró hondo y acercó su boca al oído de Aurora para que pudiera escucharlo.

—Si quieres beber, podríamos ir al bar de nuestra Manada. Aquí está lleno de humanos.

Aurora solo tomó la copa que el barman acababa de dejar fren