*—Callum:
Esto iba a carcomerlo por dentro. Callum sabía que tenía que tomar una decisión pronto.
Miró alrededor de la mesa, a los participantes de aquella velada que almorzaban con él en ese restaurante de aire elegante pero relajado. Las conversaciones habían sido como un campo minado: saltaban de un tema a otro, pero cada vez que rozaban algo difícil, vínculos, hijos, compromisos, todos parecían tensarse. Era como si ninguno en esa mesa pudiera hablar de relaciones sin remover heridas.
Y él no era la excepción.
Se sintió tragado por una marea de pensamientos. Entendía que ahora, al ser pareja de Dominick, debía conocer a sus amigos y encajar en su círculo. Y eso que le habían dicho que faltaba el primo, Dante, un alfa dominante sin filtro alguno. Solo imaginarlo le causaba vértigo.
Sin embargo, ese no era su verdadero problema.
Su mirada se deslizó hasta el plato. Había pedido algo muy ligero, rezando por no tener náuseas y vomitar frente a todos otra vez. Sin embargo, incluso con