*—Dominick:
Para cuando terminaron el recorrido, era casi mediodía. Callum tenía mejor semblante había bebido tres botellas de agua de las que Kendry cargaba en el maletero, bromeando entre cada visita, pero Dominick no había dejado de observarlo de reojo, pendiente de cada gesto.
Cuando llegaron al último departamento de la lista, Dominick se tomó un momento para mirar alrededor con cuidado. Tenía un diseño impecable: suelo pulido, ventanales enormes, decoración minimalista. Sí, la vista era espectacular. Pero no era un hogar.
Se veía como un escaparate. Un lugar bonito para mostrar, no para construir una vida juntos.
Callum, por su parte, parecía entretenido: preguntaba detalles, se asomaba a las terrazas, hacía algún comentario halagador sobre la cocina o la luz natural, pero Dominick notaba la chispa real en sus ojos solo cuando mencionaban cosas como «espacio para mascotas» o «áreas verdes».
Y ahí estaba la diferencia.
Dominick quería un lugar donde fueran felices. Callum quería