*—Callum:
Dominick se lanzó sobre él como una bestia hambrienta, dominado por un deseo primitivo que no admitía demora. Cuando sus cuerpos se encontraron, fue como si la habitación entera vibrara con la fuerza de su conexión. Dominick se inclinó sobre él y atrapó sus labios con una vehemencia casi salvaje, como si ese beso fuera su única salvación. No hubo contención. No hubo espacio para el temor o la duda. Fue un choque de bocas cargado de urgencia y fuego, una promesa sellada con lengua y aliento, una rendición absoluta del uno al otro.
Callum jadeó contra su boca, sintiéndolo recorrerlo como una descarga eléctrica que encendía cada nervio de su cuerpo. El beso era húmedo, profundo, sucio, abrasador. Sus lenguas se entrelazaban como si pelearan por el control y al mismo tiempo se buscaran con desesperación. Se arqueó bajo su alfa, sus manos aferradas a sus hombros como anclas, mientras empujaba sus caderas hacia arriba con movimientos cortos y temblorosos, frotando su entrada hinch