*—Dominick:
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero su teléfono vibró con la alarma del calendario. Era la señal de la reunión con el señor Bates. Miró la pantalla, eran las diez y cuarenta y cinco. Dominick suspiró pesadamente, deseando no tener que asistir, pero su hermano no estaba disponible y Nicole no estaba capacitada para manejar ese tipo de trámites. Estaba solo en esto.
A regañadientes, se obligó a levantarse de la silla, con la respiración aún acelerada. Aprovechó esos quince minutos antes de la reunión para intentar recuperar algo de compostura. Fue al pequeño baño dentro de su oficina, con la piel aún caliente y la sensación de desesperación acosándolo. Se lavó las manos con rapidez, la cara también, y trató de limpiarse de la mejor manera posible. Incluso usó el aromatizante anulador de feromonas que mantenía guardado para situaciones como esa. El producto hizo efecto, pero la incomodidad era evidente; el químico en el aire solo hacía que todo fuera más molesto.
Cuando