*—Callum:
Una vez en el apartamento, Jace se encerró en la recámara principal para ver su partido de béisbol, y Noah anunció que revisaría unos manuscritos de su próximo libro. Callum no tenía sueño, aunque el reloj marcaba más de las diez de la noche. Sentía que su cuerpo estaba en reposo, pero su mente hervía. Tomó una lata de cerveza del refrigerador y salió al balcón en busca de aire fresco.
El aroma de las plantas que Noah cuidaba con esmero flotaba en el aire, mezclado con la brisa nocturna y el lejano murmullo de la ciudad, pero ni la paz del entorno lograba callar el peso de su conciencia. No podía seguir huyendo ni mintiéndoles a quienes lo habían acogido sin cuestionarlo.
Debía contarles la verdad, pero no una parte, sino toda.
Y eso era lo que realmente lo aterraba.
No era solo que hubiese dormido con un alfa, eso ya lo sabían sus amigos. El problema era quién: Dominick Delacroix. Un amigo cercano a ellos. Alguien con quien compartían vínculos, alguien que parecía intocable