Nos iremos contigo, papá.
La fiesta había sido un éxito, los cachorros fueron llevados a dormir cuando terminaron cansados de jugar y de comer golosinas.
Todos habían tenido un día agotador, se habían encerrado en sus habitaciones, solamente Alejandra seguía despierta sentada en la ventana admirando la luna. Lo mismo hacia el rey Salvatore.
El Alfa no podía dormir solo de saber que su luna le había aceptado una comida güera del castillo. Eso le daba esperanzas de poder reconquistarla.
Mientras que la luna se preguntaba si había hecho lo correcto, no podía olvidarse de todo lo que había vivido en la manada Luna De Plata. ¿O si...?
(...)
En la habitación principal del castillo, el Alfa Romano esperaba a que su esposa saliera del sanitario, ella había ido a ponerse comoda.
De pronto se escuchó la perilla de la puerta abrirse, Aria salió vestida en una sexy lencería roja, y encima una corta bata transparente con borde afelpados. Ella lucía adorable y traviesa al mismo tiempo
El Alfa estaba impr