Un Alfa reconquistando a su luna.
Un silencio incómodo siguió a la pregunta del cachorro, más sin embargo el padre habló.
— Por supuesto que sí, los herederos Salvatore son muy importantes para el futuro de nuestra manada, ellos deben ser criados con la mano dura de su padre, y el cariño de su amorosa madre.
— ¿Los cachorros somos importantes? — El pequeño Lionel sonrió, y también lo hicieron Lorenzo y Leo. Ellos se sentían queridos por sus padres, ahora los tenían a los dos, eso era increíble y genial.
(...)
Más tarde en el castillo Romano, después de que todo el caos pasó, los invitados llegaban a disfrutar del gran banquete, la orquesta y el hermoso jardín decorado como si estuvieran dentro de un cuento de hadas.
— Vaya, Romano si que se lució con la organización. parece que no escatimó ni una moneda de oro. — El Alfa Damiano comentaba, se le había quedado dormido el cachorro Lorenzo en los brazos, y ya lo tenía entumido. — Leonardo, tu cachorro ya me tiene entumifos los brazos, ten, tómalo.
— Pero