Necesitan a su padre...
Una vez que las cosas se calmaron y que todo volvió a la normalidad, la fiesta continúo, había muchas otras cosas en que entretenerse.
Los cachorros podían jugar a pescar peces de plástico y ganarse un premio, atinarle con aros a una botella que tenían pegados billetes, atinarle a la canasta con la pelota, aventar canicas en un tablero haciendo puntos y conseguir un premio, ellos estaban muy entretenidos.
Alejandra fue a sentarse a su mesa y sentó junto a ella a sus tres cachorros, por esa noche no los perdería de vista.
— Alejandra, ¿Cómo estás? estos cachorros nos dieron un buen susto, te traje un poco de agua fresca para que pases ese trago amargo.
— Gracias Joshua, no tenías por qué molestarte.
— ¡Lionel, Lorenzo, Leo, vamos a la feria a jugar un poco, podemos pescar, tirar a la canasta, hay lotería... Y podemos comer algodones de azúcar, o salchichas empaladas!
— Mamá, queremos ir a jugar con Joshino, ¿Nos das permiso de ir? — El cachorro Lionel preguntaba.