Los esposos Romano vuelven a la mansión.
El Alfa Salvatore volvió de tomar un poco de aire, debía estar con su luna y arrullar a su cachorrita, solo que se encontró a uno de sus cachorros en la sala de estar.
El lobezno estaba recargado sobre sus brazos en el repozador, no se movía mucho, lo que extrañó al rey.
— Cachorro, ¿Qué estás haciendo aquí solo? ¿Por qué no estás con tus hermanos? ¿Te pegaron? — El rey enarcó una ceja esperando la respuesta.
— Ellos están en la habitación con mamá. Papá, a la tía Aria se la llevó el tío Joshua al hospital, ella se rompió de la barriga y ya va a nacer el cachorro.
— Ohhh, así que el cachorro de Romano ya va a nacer, ¿Eh? El nacimiento de un lobezno siempre es una bendición para nuestra especie.
— Si, ¿Tu crees que se demoren mucho en volver? Los Estoy esperando desde hace mucho rato, quiero conocer al lobito.
— No lo sé, todo depende de qué tan rápido de a luz Aria, yo creo que probablemente hasta mañana, entonces... ¿Por qué no vamos con mamá para ver cómo está?
—