Los cachorros preguntan por su madre.
Alejandra no podia evitar sentirse atraída a su Alfa, mucho más al tenerlo cerca, era el poder del vínculo que los unía, ella odiaba desear ser abrazada por ese apuesto e imponente lobo que tenía frente suyo, volteó la mirada para otra parte y fingió dormir.
Leonardo se quedó sentado en una silla muy cerca de ella, le tomó la mano y acariciaba suavemente sus dedos. Su solo contacto despertaba en ellos ese amor que estaban destinados a sentir el uno por el otro.
No era ese débil llamado que la luna sentía por él Alfa Romano. Esto era diferente, era intenso, avasallante, un deseo ardiente que te quemaba y a la misma vez te subía a las estrellas.
(...)
Ya casi llegando al castillo, en el territorio Dark Moon. El beta estaba preocupado por el mensaje que había dejado su amigo para el Alfa Salvatore.
— Joshua, no entiendo por qué dejaste ese mensaje a Salvatore, lo amenazaste con que si no te regresaba a su luna, tú no le delvoverías a sus cachorros. ¿Qué pretendes hacer con