Alejandra cuenta su verdad.
En el castillo del territorio Silver Wolf, Alejandra se recuperaba con su habilidad natural de loba, solo que no iba a ser tan rápidamente.
Los Alfas Salvatore se encontraban afuera de la enfermería esperando para pasar a verla.
— La cena ha llegado, luna, debe alimentarse bien para que se recupere más rápido.
— Gracias, pero no tengo apetito. Prefiero dormir un poco más.
— Alejandra, vas a comer. Piensa que entre más rápido te pongas bien, más rápido podrás ver a los cachorros. — El rey no iba a permitir que su luna estuviera con el estómago vacío.
— ¿No ves que no puedo ponerme de pie todavía? tampoco puedo sentarme...
— Te ayudaré a levantar un poco con almohadas, y yo te daré la sopa.
— ¿Qué...? ¡Por supuesto que no vas a alimentarme, yo puedo hacerlo sola, lo que es más! ¿Por qué sigues aquí?
— Querida, pareces un erizo enfadado. Solo quiero ser útil y ayudarte en lo que necesites.
Los hermanos escuchaban todo desde afuera, su hermano mayor no la tenía n