La petición de la luna Adisson.
Para cuándo la loba despertó, el Alfa ya tenía comida y bebida para ella, sabía que ella lo necesitaría.
— Bienvenida bella durmiente, ¿Cómo te sientes?
— Creo que un Alfa casi me mata con una flecha, y después... Después él me hizo el amor como un desquiciado... Y ahora me duele todo el cuerpo. Ah, y muero de hambre y de sed.
— Eso lo tengo solucionado, te traje un poco de venado y agua...
— ¿Agua...? — La loba frunció el ceño. — ¿No había algo más, vino tal vez?
— El agua está bien para ti, ahora come... Oh, otra cosa, ¿Ya vas a decirme tu nombre, o seguiremos así hasta el fin de los tiempos?
— El venado está delicioso, y yo... Yo me llamo Adisson.
— Adisson... Es un lindo nombre. — El Alfa estaba observando a detalle todos los movimientos de su luna. Lo hizo hasta que pudo ver que estaba satisfecha.
— ¿Por qué me miras tan fijamente? Eso se siente muy extraño, ¿Acaso te estás arrepintiendo de que yo... sea tu luna? Es porque soy una loba huérfana, ¿Cierto?! Tú