El amor de los jóvenes lobos.
El joven Alfa estaba tratando de calmarse mientras fumaba un cigarrillo. No le era nada sencillo ver al vampiro cerca de su destinada.
Ellos bailaban al ritmo de una canción lenta, las manos del no vivo recorrían la espalda de la mujer que era dueña de su corazón.
(...)
Mientras tanto Lorenzo había esperado a Joana, la hermosa loba había aparecido por fin y el tenía que hablarle.
— Estás muy bella está noche, me alegra que ya no estés lastimada.
— Gracias, tu también estás muy apuesto, me alegra que no murieras, de lo contrario también habría muerto yo, y eso no me agrada mucho que digamos.
El apuesto Lorenzo enarcó una ceja.
— ¿Solo por eso? ¿Pensé que te preocupabas por mí, que me querías un poco?
— Claro que lo hago, crecimos juntos, tu me cuidabas cuando era una niña, siempre me defendías en la escuela de los lobos más grandes. Somos... Familia.
— Lo somos, pero no solamente somos eso y lo sabes, tu eres mi compañera destinada, y quiero que dejemos eso claro d