La luz del amanecer se filtró por la ventana de la habitación del hospital, tibia y prometedora.
Destiny abrió los ojos lentamente, sintiendo el peso del cansancio, pero también una extraña calma. Su mirada recorrió el lugar.
En un sillón, Sierra estaba profundamente dormida, su cabeza ladeada y el cabello rubio cayendo sobre su rostro.
Junto a la ventana, pegado a la pared, Orion dormía, con la cabeza apoyada en el cristal, como si temiera alejarse demasiado.
Una punzada de ternura y confusión le atravesó el pecho. ¿Por qué se había quedado a dormir en la habitación? ¿Por qué se había pegado a la ventana, si había un sillón desocupado a su lado?
Antes de que pudiera resolver la duda, la puerta se abrió con cuidado y una figura se deslizó hacia el interior.
Era Mara, su rostro cansado y sus ojos llenos de una ansiedad que intentaba disimular con una sonrisa nerviosa.
Llevaba una bolsa en la mano y se movía con cautela, como si temiera despertar a alguien.
Se detuvo a un lado de la cam