Destiny se detuvo frente a la imponente puerta blanca, decorada con rosas de diferentes colores, de uno de los hoteles más lujosos de la ciudad.

Su estómago se revolvía, pero su mirada se mantuvo firme. Se llenó de valor con un suspiro profundo, sabiendo que este no sería un simple té de la tarde.

Un mayordomo con un impecable uniforme la guio.

—Señora, por aquí —dijo el hombre, abriendo las enormes puertas.

Destiny dio solo dos pasos hacia el gran salón, sus palabras de agradecimiento a medio salir.

—Gracias por invitarme a este...

De repente, un fuerte tirón en su cabello la hizo soltar un grito de sorpresa. Su cabeza fue jalada hacia atrás con tanta fuerza que su cuello dolió.

—¿Cómo una basura huérfana como tú se atreve a hablar con tanta arrogancia?

Destiny fue lanzada al suelo con un empujón violento.

Su cuerpo impactó contra el frío mármol, haciendo que un dolor agudo recorriera cada una de sus extremidades. Levantó la vista y vio a una mujer alta, con una mirada de desprecio i